Sobrevivir a la infertilidad en pareja

La pareja nace de la complementariedad de dos historias individuales ante la vida y se desarrolla hacia un proyecto compartido. Actualmente los modelos familiares se diversifican y la pareja es más protagonista que nunca de su propio proyecto.

En materia de parentalidad y fertilidad el pistoletazo de salida es fruto del encuentro de ambos ritmos personales que en un determinado momento de su ciclo vital piden un nuevo giro. Es el momento de transitar por otra etapa de vida y vernos como padres, dejando atrás un estilo de vida para buscar retos y cambios.

Sea de modo espontáneo o no, no debiéramos proponernos tener un bebe como una solución propuesta para reparar una pareja agrietada. Todos hemos conocido a nuestro alrededor niños que vinieron a garantizar un
compromiso, a cumplir misiones de otras generaciones, a sujetar a otros adultos. La crianza es un reto que requiere un equipo sólido, de lo contrario las grietas de la pareja terminaran por romper.

Estas primeras líneas para ver con claridad que nuestra pareja tienen sentido en sí misma y debe ponerse a salvo frente al gran reto de búsqueda de un bebe cuando la naturaleza no nos acompaña. Tener descendencia es importante, pero no es la esencia misma del significado de lo construido entre vosotros.

La búsqueda de un bebé saca a la palestra todas nuestras fantasías e ilusiones. Desde ese pistoletazo de salida, el tiempo de espera hasta el ansiado positivo se vuelve amenazante, nos somete a unas circunstancias no elegidas; rutinas, soledad y el incesante ritmo del famoso reloj biológico.

Posteriormente en el trayecto de tratamiento ambos sufrís la adversidad de una gran tormenta. Esto es cierto, no es fácil, sin embargo, los rumores sobre que el tratamiento en sí puede llevar a una pareja sólida al caos, son totalmente falsos.

Debemos tomar conciencia de que en el viaje hacia nuestro bebé llevamos un equipaje valioso. Veamos nuestros recursos:

  • Habilidades individuales para comunicarnos: escuchar, pedir ayuda, expresar emociones.
  • Capacidad de tolerar la frustración, esperar, perseverar …
  • Autocontrol, huir de decisiones drásticas e impulsivas.
  • Apoyo familiar o de amistades que pueden conocer o no nuestro proyecto pero que sin duda nos permiten, en momentos críticos, distraernos, tomar contacto con otras realidades importantes.
  • Rutinas de autocuidado: salud, alimentación, ocio, disfrute …

Con frecuencia los problemas con nuestra pareja surgen cuando, fruto del agotamiento o del desánimo tras un fracaso, en lugar de cooperar comenzamos a competir: ¿Cuánto pongo yo? ¿Cuánto sacrificas tú? El camino se vuelve tortuoso porque quizá nos guiamos con un mapa equivocado en el que acordamos que las decisiones son de ella, la carga es de ella, el sufrimiento es de ella… ella comienza a sentirse sola y él, casi invisible.

En realidad los momentos de dificultad afectan a ambos. No hay un miembro de la pareja con el deber de sujetar al otro. Es difícil no contagiarse del optimismo del otro y empujar también. Es difícil no angustiarse con las lágrimas del otro y retroceder. De esa danza entre ambos depende lograr el objetivo que os marcasteis, por tanto, trabajad con el otro para llegar a meta.

La comunicación es la base del funcionamiento en tándem. A veces escucho frases como “él debiera haberse dado cuenta que yo…”, “yo, lo que ella diga …”, “no quiero que llore …”. ¿Qué le estamos pidiendo al otro?

Seamos conscientes de que nuestras expectativas a veces son exigentes, e incluso llegan a creer que el otro puede reaccionar como si conociera algo  que no hemos llegado a comunicar.

El viaje es costoso pero también hay buenas noticias. Si la pareja sabe nutrirse desarrollará nuevos modos de cuidarse, disfrutar e incluso situarse con solidez ante terceros.

Frente a la incertidumbre abramos la puerta a la certeza de estar gestionando las circunstancias que nos ha puesto por delante la vida. Gestionar significa ocuparse en vez de preocuparse, significa dar pasos, buscar, pedir, tomar el control evitando la actitud de “esperar a que la
suerte nos sonría”. Frases como “en el momento que dejes de obsesionarte
vendrá” hacen daño, llenan de impotencia a las parejas porque también obsesiona el intento de no obsesionarse.

Aconsejo a las parejas algunas pautas, quizás alguna de ellas podáis llevarla a la práctica mañana:

  • Disfrutad conscientemente de los momentos compartidos, de la tranquilidad de lo conocido aunque rutinario, pero que tanto descanso proporciona.
  • Mantened otros proyectos en marcha, no pospongáis decisiones a la espera del positivo.
  • Reconoced en vuestra pareja capacidades que pueden complementaos. Quizá mi desasosiego choca con su calma pero esto no significa distancia, en realidad me contiene,
    ofreciendo la posibilidad de retomar de nuevo.
  • Llegad a acuerdos, todo lo que logréis en la mesa de negociación será de ambos.
  • Determinad entre los dos una distancia cómoda para ambos entre amigos y familia. Su acompañamiento es valioso, pero no estáis obligados a ofrecer más información de la que creáis necesaria sobre vuestro proyecto.
  • Respetad sensaciones, emociones y ritmos diferentes en el otro. No son una amenaza, sois dos.
  • Pactad límites, plazos, economía, descansos. Os permitirán ciertas referencias dentro de la furia de la tormenta.
  • Acordad el siguiente paso, incluso cuando no tenéis la certeza de que estéis a punto de lograrlo. Resta incertidumbre.
  • No seáis flexibles en cuestiones que os sujetan como pareja: celebraciones, hobbies compartidos, detalles, rituales o gestos. Son vuestro secreto.
  • La tristeza y el miedo a veces nos paralizan. Tomad un respiro pero después continuad caminando.

Si este tema os preocupa y queréis profundizar en vuestra situación particular no dudéis en solicitar una cita y estaré encantada de ayudaros a encontrar un poco de luz.

¡Un abrazo valientes!

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